En pleno siglo XXI, en occidente, el valor de respeto a la vida privada de los ciudadanos es innegociable,en uno de los principios donde se asienta el sistema democrático. Respeta y serás respetado. Este chiste de Romeu, publicado en El País de hoy, dice clara y rotundamente las verdades del barquero a aquellos que tienen por costumbre, porque incluso creen que tienen derecho a ello, el meterse en la vida de los demás y juzgar las opiniones y comportamientos de sus semejantes. La vida nos enseña a no juzgar a nadie. Porque no somos ninguno poseedores de la verdad absoluta, porque entre el blanco y el negro hay una amplitud de colores, todo un arco iris, porque en la tolerancia y el respeto estan las bases de la convivencia democratica en las sociedades civilizadas.