Los escándalos que afectan al PP
El PP cierra filas para blindar a Camps
Rajoy sale en apoyo del presidente valenciano con más firmeza que con Aguirre - Los populares denuncian a la fiscalía y amenazan a Garzón con una querella
EL PAÍS /J. FERRANDIS / C. E CUÉ - Valencia / A Coruña - 20/02/2009
El PP cierra filas para blindar a Camps
Rajoy sale en apoyo del presidente valenciano con más firmeza que con Aguirre - Los populares denuncian a la fiscalía y amenazan a Garzón con una querella
EL PAÍS /J. FERRANDIS / C. E CUÉ - Valencia / A Coruña - 20/02/2009
No fue una noche tranquila en el PP. Desde que se conoció, de madrugada, que EL PAÍS de ayer contaba que el fiscal implica en la trama corrupta que investiga el juez Baltasar Garzón a Francisco Camps, gran barón valenciano, uno de los hombres más poderosos del PP y aspirante -hasta ahora- a la sucesión de Mariano Rajoy, los teléfonos se desataron. Camps consultó con Rajoy y marcó desde primera hora de la mañana la estrategia: cierre de filas total y escenificación de su poderío, sin fisuras, en el PP.
Todo estuvo diseñado al milímetro. Hasta el aplauso que recogieron las cámaras de televisión, lo más importante para los políticos, cuando entró el presidente en el Parlamento autónomo, estaba lejos de ser improvisado. Ricardo Costa, secretario general del PP valenciano, había reunido a sus diputados poco antes. "Vienen días y semanas muy duras, pero esto va a fortalecer al partido", les dijo. Puso la mano en el fuego por Camps, pidió a los suyos que vayan "con la cabeza alta" porque no hay nada, y terminó con una idea. Cada uno, explicó, que haga lo que quiera cuando entre el president en el hemiciclo. Pero sentenció: "Yo tengo muy claro lo que creo que hay que hacer".
Tampoco es que los diputados necesitaran muchas instrucciones para entender que ayer era un día de cierre de filas. Por si fuera poco, Camps convocó por la tarde de forma urgente la Junta Directiva del PP de la comunidad. Los convocados, muchos de ellos diputados nacionales que estaban lejos de Valencia, fueron advertidos de la "presencia inexcusable" a la foto para blindar a Camps.
Era de manual, como sucedió hace una semana cuando Rajoy compareció con todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PP para criticar al juez Garzón y pedir su recusación. Aunque esta vez el líder del PP, que habló ya por la tarde, fue más lejos de lo esperado. El líder, que el primer día que aparecieron escándalos sobre Esperanza Aguirre se mostró muy cauto, y se limitó a decir "yo la creo" cuando ella lo negaba todo, demostró ayer que Camps es de los suyos, uno de los que más le apoyó en el congreso de Valencia. "Es un político honrado, un dirigente ejemplar, se encuentra en estado de indefensión. No sabemos si le acusa y de qué. Tiene mi pleno apoyo", zanjó en A Coruña.
El primer paso de la estrategia de defensa de Camps consistió en comparecer ante la prensa. Con su estilo habitual, esquivo con los periodistas, no aceptó preguntas y leyó una declaración. Camps controla de manera férrea una televisión autonómica, Canal 9, que pese a las evidentes implicaciones valencianas, ocultó cualquier noticia de la trama durante días, y ni siquiera contó una rueda de prensa de Rajoy sobre el asunto.
Camps, sin entrar en el fondo de la cuestión -la ramificación valenciana de la trama corrupta- desmintió sin dato alguno y sin conocerlo el contenido del informe de la Fiscalía Anticorrupción y se solidarizó con sus compañeros de partido "perseguidos, acusados y con causas sobreseídas". En tono dramático, Camps llegó a recordar a Bertolt Brecht y lo intentó parafrasear: "Ayer, un concejal; hoy, un alcalde, y mañana, el presidente de una comunidad autónoma".
Sin respuestas
En el Parlamento autónomo, Camps se negó a responder a las preguntas de la oposición sobre la corrupción y tan sólo anunció que sus consejeros comparecerán para dar explicaciones en las comisiones parlamentarias.
La estrategia de contrataque del PP no se quedó ahí. Génova, la sede central, también se puso manos a la obra después de que Camps hablara con Rajoy. Primero presentaron una denuncia a la fiscalía por la supuesta filtración a EL PAÍS y después amenazaron a Garzón con una querella por prevaricación si no deja ya el caso a los tribunales superiores de justicia de Madrid y Valencia. Todos los dirigentes nacionales del PP que hablaron centraron de nuevo el tiro en el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, para tratar de sacar balones fuera, y hablaron de nuevo de una conspiración contra el PP en la que está el Gobierno, la fiscalía, el juez, la policía y los medios.
El intento de contrataque llegó al extremo de que Esteban González Pons, portavoz del partido, dio una inusual rueda de prensa para denunciar un caso de presunta corrupción en la Junta andaluza con una empresa, Decoestudio, que montó el stand de Andalucía en Fitur. Lo hizo por un precio, según el PP, cinco veces superior al que le pagó la Generalitat valenciana a empresas de la trama corrupta, informa Pablo X. de Sandoval. Pons exigió que el sumario se haga ya público. El PP pretende mitigar el goteo de noticias que afectan a cargos populares durante la campaña.