Santa María del Naranco es una iglesia prerrománica asturiana situada a tres kilómetros de Oviedo, sobre la ladera sur del Monte Naranco que originalmente fue palacio del rey Ramiro I.
Historia
El edificio fue mandado construir por Ramiro I como palacio, siendo acabado en el año 842 d.C, formando parte de un complejo arquitectónico que también comprendía la cercana iglesia de San Miguel de Lillo, erigida a tan solo cien metros de distancia. Sin embargo, a causa del derrumbamiento de la cabecera y de parte de las naves de San Miguel fue transformado en iglesia a finales del siglo XIII. Se ubica en la ladera meriodional del Monte Naranco donde existía un bosque en el que abundaba la caza, por lo que hubo de tener carácter de palacio de campo o residencia real dedicada al ocio.
Declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, en diciembre de 1985.
Arquitectura
Consta de dos pisos y trazado rectangular de 20 metros de longitud por 6 de ancho, resultando una planta bastante alargada. En sus lados mayores existen dos salientes de los cuales el del lado norte corresponde a una escalera de dos tiros por la que se accede a la planta superior.
La planta baja consta de un amplio cuerpo central cubierto de bóveda de cañón recorrido por arcos fajones que descansan directamente sobre el muro, por lo que presenta grandes similitudes con la capilla inferior de la Cámara Santa de Oviedo, en la catedral ovetense. Fue posiblemente utilizado como oratorio palatino, aunque se especula con que se tratase de una camara regia donde se recibiese audiencia, esta teoría se apoya en el bancada que recorre las paredes, y está flanqueado por dos cámaras laterales con cubierta de madera. De estas cámaras laterales la del lado este comunica con el cuerpo central y tuvo funciones de sala de baño o algibe, conservando su pila. La del lado oeste solo es accesible desde el exterior, desconociéndose su función, pudiendo haber acogido una garita.
La planta superior fue planta noble, presentando una distribución similar a la de la planta baja. La gran sala central, rectangular y cubierta por bóveda de cañón peraltada atravesada por seis arcos fajones que se apoyan en ménsulas. Está recorrida en sus lados mayores por una arquería ciega que se apoya en dobles columnas de fustes sogueados de origen celta. Se encuentra flanqueada en este caso por dos miradores o tribunas también cubiertos con bóveda.
Al exterior, en su lados mayores, son visibles los contrafuertes que se corresponden con los arcos fajones interiores. En los lados menores la fachada se estructura en tres pisos, correspondiendo el central a la planta noble, cuyos miradores se abren al exterior mediante tres arcos de medio punto peraltados, en los que el central es ligeramente mayor. Este mismo esquema, a una escala mucho más reducida y estilizada, se repite por encima de ellos, formando el ventanal de dos cámaras a las que no existe acceso y cuya utilidad se desconoce.
Principalmente el material utilizado es el sillarejo, como es corriente en el arte asturiano.
El resultado es un edificio elevado, esbelto y elegante, modulado por la simetría de los contrafuertes y la gracia de sus arcos de medio punto peraltados, alguna de cuyas soluciones constructivas y decorativas, como las bóvedas de cañón, los arcos fajones, los contrafuertes exteriores o la supeditación de la decoración escultórica a la arquitectura, suponen un claro anticipo del románico.
Decoración escultórica
Además del sogueado en fustes y capiteles, éstos se encuentran decorados con animales, tema que se repite en los treinta y dos medallones ubicados en las enjutas de sus arcos, junto con aves, cuadrúpedos, caballos y caballeros en actitud de combate. Los medallones los podemos encontrar tanto en el interior como el exterior de edificio, como remate inferior de pilastras o cintas, largas y estriadas en el exterior y cortas bajo las ménsulas en las que se apoyan los arcos fajones interiores.
Es una decoración algo tosca, que denota influencia oriental tardorromana y que se encuentra supeditada a la arquitectura, pero que contribuye a crear un edificio austero a la par que de gran armonía y belleza.
Historia
El edificio fue mandado construir por Ramiro I como palacio, siendo acabado en el año 842 d.C, formando parte de un complejo arquitectónico que también comprendía la cercana iglesia de San Miguel de Lillo, erigida a tan solo cien metros de distancia. Sin embargo, a causa del derrumbamiento de la cabecera y de parte de las naves de San Miguel fue transformado en iglesia a finales del siglo XIII. Se ubica en la ladera meriodional del Monte Naranco donde existía un bosque en el que abundaba la caza, por lo que hubo de tener carácter de palacio de campo o residencia real dedicada al ocio.
Declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, en diciembre de 1985.
Arquitectura
Consta de dos pisos y trazado rectangular de 20 metros de longitud por 6 de ancho, resultando una planta bastante alargada. En sus lados mayores existen dos salientes de los cuales el del lado norte corresponde a una escalera de dos tiros por la que se accede a la planta superior.
La planta baja consta de un amplio cuerpo central cubierto de bóveda de cañón recorrido por arcos fajones que descansan directamente sobre el muro, por lo que presenta grandes similitudes con la capilla inferior de la Cámara Santa de Oviedo, en la catedral ovetense. Fue posiblemente utilizado como oratorio palatino, aunque se especula con que se tratase de una camara regia donde se recibiese audiencia, esta teoría se apoya en el bancada que recorre las paredes, y está flanqueado por dos cámaras laterales con cubierta de madera. De estas cámaras laterales la del lado este comunica con el cuerpo central y tuvo funciones de sala de baño o algibe, conservando su pila. La del lado oeste solo es accesible desde el exterior, desconociéndose su función, pudiendo haber acogido una garita.
La planta superior fue planta noble, presentando una distribución similar a la de la planta baja. La gran sala central, rectangular y cubierta por bóveda de cañón peraltada atravesada por seis arcos fajones que se apoyan en ménsulas. Está recorrida en sus lados mayores por una arquería ciega que se apoya en dobles columnas de fustes sogueados de origen celta. Se encuentra flanqueada en este caso por dos miradores o tribunas también cubiertos con bóveda.
Al exterior, en su lados mayores, son visibles los contrafuertes que se corresponden con los arcos fajones interiores. En los lados menores la fachada se estructura en tres pisos, correspondiendo el central a la planta noble, cuyos miradores se abren al exterior mediante tres arcos de medio punto peraltados, en los que el central es ligeramente mayor. Este mismo esquema, a una escala mucho más reducida y estilizada, se repite por encima de ellos, formando el ventanal de dos cámaras a las que no existe acceso y cuya utilidad se desconoce.
Principalmente el material utilizado es el sillarejo, como es corriente en el arte asturiano.
El resultado es un edificio elevado, esbelto y elegante, modulado por la simetría de los contrafuertes y la gracia de sus arcos de medio punto peraltados, alguna de cuyas soluciones constructivas y decorativas, como las bóvedas de cañón, los arcos fajones, los contrafuertes exteriores o la supeditación de la decoración escultórica a la arquitectura, suponen un claro anticipo del románico.
Decoración escultórica
Además del sogueado en fustes y capiteles, éstos se encuentran decorados con animales, tema que se repite en los treinta y dos medallones ubicados en las enjutas de sus arcos, junto con aves, cuadrúpedos, caballos y caballeros en actitud de combate. Los medallones los podemos encontrar tanto en el interior como el exterior de edificio, como remate inferior de pilastras o cintas, largas y estriadas en el exterior y cortas bajo las ménsulas en las que se apoyan los arcos fajones interiores.
Es una decoración algo tosca, que denota influencia oriental tardorromana y que se encuentra supeditada a la arquitectura, pero que contribuye a crear un edificio austero a la par que de gran armonía y belleza.