(...)Y en una ciudad normal, quizás, la gente podría ser consciente de que llegan momentos de penurias, de recortes, de contención, de asumir que los problemas son para todos, pero en Jerez esas palabras no existen. Aquí se sigue reclamando que todo sea gratis, o lo que es lo mismo que todo lo pague el Ayuntamiento... pero ahorrando, eso sí, porque hay personas que lo mismo se manifiestan el lunes para exigir que el aparcamiento del Hospital sea gratuito, que el martes lo hace para protestar por el despilfarro del dinero municipal, que el miércoles apoyan a todas las concesionarias para exigir que se les paguen sus deudas, mientras que el jueves y el viernes se reúnen en una Plataforma para reclamar que no se debe pagar los vados, que se bajen los impuestos o que se abonen todas y cada una de las actividades que se van a hacer (o no, da igual) en su barrio.
Se ha enraizado tanto la cultura del ‘¿y esto quién me lo paga?’ que por mucho que se quiera recortar en gastos, al Ayuntamiento nunca le saldrán la cuentas por mucho que quiera contenerse, por muchos trabajadores a los que vaya a convencer de que se queden en casa (cobrando eso sí, que esto es Jerez) o por mucho que confíe en que todos los proyectos que hay puestos en marcha vayan a resultar la panacea con la que sueñan.(...)