Jerez en Navidad vive una transformación mágica que la hace especial. Ya es especial todo el año, para mi que soy jerezano claro está, pero cuando llega la Navidad la ciudadanía comienza a vivir intensamente estas Fiestas. El centro de la ciudad se engalana de luces y guirnaldas, de villancicos en la megafonía de sus calles bulliciosas.
En las casas de vecinos, donde vivían (y aún viven) muchas familias, compartían de todo, bajaban al patio de la casa y aportaban a la fiesta navideña una buena fogata o candela, los polvorones, los pestiños, el brandy, el anis,,,en fin,,lo que tenían y cantaban villancicos festejando la Navidad. Claro, en Jerez, todo esto se convierte en arte ya que flota en el aire. Esos villancicos largos, flamencos,,,llegan al alma de los jerezanos que los cantamos desde pequeñitos y trasmitimos sus letras y sus músicas a las generaciones futuras.
Hoy en dia la Zambomba sigue desplengando su magia, evoluciona, se transforma pero la esencia de la fiesta popular no se perderá nunca porque forma parte, entre otras muchas cosas buenas que tiene nuestra ciudad, de la idiosincrasia jerezana.
Cuando uno está fuera de Jerez, cuando pasa las Navidades en el "exilio", el recuerdo de las Zambombas llama a las puertas del alma y las personas y experiencias vividas en estas reuniones tan entrañables.
Los echamos de menos por que aquí, pasamos lista.