"No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer por las dificultades, para renunciar a nuestras ambiciones de construir un país cada vez mejor". Esta es una de las reflexiones del Rey en un discurso en el que rezuma el deseo de imbuir ánimo, elevar la autoestima y estimular el espíritu de unidad. "Debemos desterrar el desánimo, levantar la cabeza, aunar esfuerzos y continuar la faena, conscientes de lo que somos, de lo que ya tenemos y de lo que podemos avanzar".
La llamada enfática a desprenderse del pesimismo es constante en este discurso porque España, "una gran nación", ha sido capaz de superar con éxito muchas pruebas.